Los primeros pasos para ahora llegar a la cámara digital fueron muy lentos, sin embargo maravillosos.
Desde que el hombre se maravilló con la hermosura de la naturaleza, empezó a pensar en métodos más duraderos para poder apreciarla.
Y así comienza, en las cuevas, con los hombres admirando en las paredes rocosas la imagen de un paisaje muy diferente de el que ellos estaban acostumbrados a ver, puesto que en las penumbras de la formación rocosa un hoyo muy diminuto se ha colado y ha dejado pasar por sus pequeñas dimensiones una ráfaga de luz, la cual milagrosamente ilumina la cueva con imágenes asombrosamente dadas la vuelta.
Pasa el tiempo y llegan a mejorar la técnica de dejar pasar luz por un pequeño hoyo, ponen en la parte superior de la cueva cuero con el hoyo ya mencionado y los personajes de su colectividad se colocan al frente de la pared donde se refleja para poder admirar. Se podría decir que es la primera sala de cine.
Llega una época más moderna con personajes más contemporáneos que mejoran la idea de la cueva y ésta vez es nombrada como la cámara oscura, llamada así porque ahora se realiza dentro de un cuarto oscuro y es usada como un método artístico, es como un primer proyector.
Cuando logran reducir el tamaño de la cámara oscura a dimensiones manuales empiezan a pensar en un material fotosensible para que la imagen reflejada quede impregnada en una superficie y hacerlo duradero.
Sólo en la época del auge tecnológico llega a tener mejoras impresionantes y grandes, puesto que ya llega la cámara analógica, por último las maravillosas cámaras digitales.